EL MISTERIO DEL GATO FANTASMA

 Había una vez en un pequeño pueblo un gatito muy travieso llamado Tomás. A Tomás le encantaba explorar cada rincón de su casa y el jardín. 

Pero una noche, mientras jugaba en el jardín, vio algo que le hizo saltar de miedo: un gato blanco, ¡pero completamente transparente!

Tomás se escondió detrás de un arbusto, asustado, pero curioso. El gato fantasma se acercó a él y comenzó a hablar en voz baja.

"¡No tengas miedo, amiguito! Soy Casper, el gato fantasma del jardín. Estoy atrapado aquí desde hace mucho tiempo, y necesito tu ayuda para resolver un misterio."

Tomás, aún tembloroso, preguntó: "¿Un misterio? ¿Qué tipo de misterio?"

Casper explicó que su antiguo dueño había escondido un tesoro en el jardín, pero nadie sabía dónde estaba. Si no encontraban el tesoro antes de la medianoche, él seguiría siendo un gato fantasma para siempre.

Tomás decidió ayudar a Casper. Juntos, comenzaron a buscar pistas por el jardín. Siguiendo un mapa antiguo, excavaron en busca de tesoros escondidos. Encontraron piedras brillantes, conchas y finalmente, una caja dorada.

Dentro de la caja, encontraron un collar brillante con una gema deslumbrante. Cuando Tomás lo tocó, una luz mágica llenó el jardín, y Casper dejó de ser un gato fantasma.

"¡Lo hicimos, Tomás!" exclamó Casper, ahora un gato normal y feliz. "Gracias por ayudarme a resolver el misterio y devolverme la vida."

Tomás sonrió y abrazó a su nuevo amigo. Desde entonces, compartieron muchas aventuras juntos, recordando siempre el día en que un gato fantasma y un valiente niño resolvieron un misterio en su jardín.

Y así, en ese pequeño pueblo, la amistad entre Tomás y Casper se convirtió en una leyenda que se contaba a los niños cada noche, recordándoles que incluso las cosas que parecen aterradoras pueden tener finales felices.

FIN